18/05/2023

Avenida de Zaragoza 15, 17, 19 y 21 y calle San Fermín, 38


Tipología: Edificio de viviendas

Dirección: Avenida de Zaragoza 15, 17, 19 y 21 y calle San Fermín, 38. Pamplona

Fecha: 1941-1947

Arquitecto: Víctor Eusa Rázquin)

Promotor: Pedro Zamarbide

Situación en el Segundo Ensanche: Manzana 39, parcelas 1, 2, 5 bis y 6.

Grado de protección en el Catálogo del Plan Municipal de Pamplona: 3

Observaciones. Los áticos se añadieron en 1947, también según proyecto de Eusa.


Edificio de viviendas de la avenida de Zaragoza 15, 17, 19 y 21 y calle San Fermín, 38

Pamplona

Víctor Eusa Rázquin

1941 – 1947

 

 

Cinco grupos de viviendas (54 en total, incluyendo las de los áticos), agrupadas en un solo edificio en chaflán, que corresponde a los números 15, 17, 19 y 21 de la avenida de Zaragoza y 38 de la calle San Fermín. No se abre ningún portal a la avenida de Galicia. Consta de planta baja para locales comerciales, cinco alturas y ático. Ocupa una superficie construida de casi 7.000 m2.

La parcela correspondía a los solares 1, 2, 5 bis y 6 de la manzana número 39 del Ensanche. Era un terreno valioso, pues aunque algo lejano al centro (con los criterios de entonces), y situado en el borde del Segundo Ensanche [link a Segundo Ensanche], junto a un espacio aún sin definir que luego se configuró como la plaza de los Fueros, y que tenía la posibilidad de abrir fachadas a tres calles, dos de ellas, las avenidas trazadas como arterias del Ensanche.

El proyecto principal fue presentado en agosto de 1941 por su arquitecto, Víctor Eusa [link a Víctor Eusa, artículo que hay que incluir ahora], y el de su ampliación, que corresponde al ático, seis años más tarde. El propietario, promotor y constructor fue Pedro Zamarbide.

Siguiendo la Memoria de 1941, en la que se describen las viviendas, se dice que:

Las edificaciones A. B y C [vid. plano] son idénticas con 2 viviendas por planta, compuestas por comedor, 4 dormitorios, cuarto de baño y W.C. [estos pisos eran de unos 225 m2]

La casa E tiene 5 habitaciones de composición idéntica a la anterior y otras 5 con comedor, 3 dormitorios, cocina, baño y W.C. [este párrafo indica que uno de los pisos es de menor superficie que el otro, y cuenta con un habitación menos. De todas formas, se aprecia que Eusa no dedicaba demasiado tiempo a la confección de las memorias…] [Estos departamentos ocupaban unos 160 m2]

La casa D se compone de 5 viviendas compuestas de comedor, cuarto de estancia, 4 dormitorios, cocina, despensa, baño y W.C., y otras 5 compuestas de comedor, 4 dormitorios, cocina, despensa, baño y W.C. [La superficie de estas viviendas era de unos 300 m2]

Todas las casas disponen de calefacción y ascensor. Salvo la casa D, se disponen de patios abiertos unidos al general de la manzana, para conseguir las máximas condiciones de habitabilidad; en la D, se emplaza un patio de 8,6 x 5 [m2]

La construcción es a base de hormigón armado en estructura, complementada con muros de ladrillos, la cubierta será de teja de canal rojo… Se calcula el valor de la construcción en 2.050.000 ptas.

La ampliación de los áticos añadió una planta de 466 m2, con cuatro viviendas algo menores que las del tipo A, B y C. Según la Memoria presentada en 1947:

La construcción seguirá con las mismas características de lo ya realizado: estructura de hormigón armado, con fachadas de ladrillos a cara vista y en el resto los materiales normales de la localidad.

Se calcula un valor a la nueva construcción de 302.900 pts.

La construcción debió demorarse algo, pues el primer proyecto fue aprobado en 1941 (aunque los planos están fechados en 1940), y cuando en 1947 Pedro Zamarbide solicita al ayuntamiento de Pamplona el permiso para añadir la nueva planta, expone

Que estando terminando las edificaciones de los solares de la manzana nº 38, Avenidas de Zaragoza y Galicia, cuyos solares forman un grupo de dos casas con sus frentes á las Avenidas mentadas  y a la calle de San Fermín…

Analizando la Memoria y los planos que la acompañan, destacamos varias características de este edificio, comunes a los del Segundo Ensanche. En primer lugar, en el plano sociológico, la existencia de una clase media bien afianzada que podía enfrentar los costes, relativamente altos, de este tipo de viviendas, pero que se estaban construyendo en gran número, con lo que la oferta debía ser amplia y los precios, por lo tanto, competitivos. Por otra parte, el gran número de habitaciones de las viviendas que nos indica unas altas perspectivas demográficas. Y junto a esa cantidad de dormitorios, unas zonas de estar relativamente pequeñas, que se les llama normalmente comedor, que nos hablan de un modo de vida familiar en la que aún no ha llegado los medios audiovisuales. También, en el plano de la vida familiar, se observa la presencia de habitaciones de servicio con capacidad para una o dos personas, las zonas de aseo pequeñas en relación al número de habitantes y la ausencia de garajes. Desde luego, ofrecía una serie de valores que eran los buscados por los pamploneses y que motivaron el Ensanche: la amplitud, su propia existencia, es decir, la posibilidad de adquirir una vivienda asequible, y sobre todo, lo que en la época llamaban la higiene, es decir, el saneamiento, el aire y la luz.

Desde el punto de vista estético, en esta amplia fachada, que tiene la posibilidad de desarrollarse en tres frentes distintos, Victor Eusa muestra las características propias de su producción en la época de postguerra y últimas décadas. Es decir, su estilo ha asumido su formación y primeras obras de tipo historicista o regionalista, su conocimiento de la tradición, su relación con la Sezession vienesa y el modernismo geométrico, del racionalismo francés, etc., y ha adoptado posturas menos vanguardistas, conservando siempre un toque de originalidad que las hace bien reconocibles.

La fachada se construye aprovechando las posibilidades decorativas del ladrillo visto, que la pone en relación con la tradición mudéjar y con otras obras que realiza en ésta época o en las inmediatas, como la parroquia de San Miguel o el colegio de los Maristas. Así, la repetición simple de las líneas y planos rectos aportan su toque decorativo, al que contribuyen los elementos de rejería en los balcones. Y como toque personal, la presencia de unas sencillas puntas de diamante colocadas en el centro de los paños verticales lisos.