Descubre Príncipe de Viana 4
Tipología: Edificio de viviendas
Dirección: Príncipe de Viana, 4, Sancho el Mayor, 8, Pamplona
Fecha: 1935
Arquitecto: Marcelo Guibert Eceiza
Promotor: Pedro Zamarbide
Situación en el Segundo Ensanche: Manzana 14, parcela 9
Grado de protección en el Catálogo del Plan Municipal de Pamplona: 3
Observaciones. Edificio que hace chaflán con la calle Conde Oliveto, plaza Príncipe de Viana y calle Sancho el Mayor.
Se trata de un monumental edificio destinado a viviendas inserto en el conjunto de la plaza del Príncipe de Viana, haciendo chaflán con la avenida del Conde Oliveto y calle de Sancho el Mayor.
Se edificó sobre el solar número 9 de la manzana 14 del Segundo Ensanche, y su proyecto fue encomendado al arquitecto Marcelo Guibert Eceiza (Guetaria, 1892 – Pamplona, 1964) por su propietario y promotor Pedro Zamarbide en 1934. El edificio comenzó a construirse al año siguiente.
Se trata de una monumental construcción, la más alta de la plaza, que consta de planta baja comercial y seis pisos, altura ya permitida en esta época tras las limitaciones anteriores, que fijaban la máxima en 21 metros.
Como es habitual en el Segundo Ensanche, la forma del solar permite tres fachadas, y se destacan las esquinas, que sobresalen dando una apariencia casi de torres. En este caso, también se destaca el cuerpo central de la fachada mayor.
En planta, se crea un patio central, de una amplitud no excesiva para no limitar el espacio construido, abierto al patio de manzana colindante en su vértice. Esto permite que todas las habitaciones de las viviendas cuenten con luz e iluminación exterior, ya sea a la calle o al patio. En cada piso se disponen tres viviendas, una a cada fachada. El acceso se hace por dos escaleras desde los portales de Príncipe de Viana, 4 y Sancho el Mayor, 8.
La parcela sobre la que se construye la casa era de 698,20 metros cuadrados. Las viviendas constaban de recibidor, comedor, cocina, baño, aseo y cinco, seis o siete dormitorios. Al ser sólo tres por planta, eran de considerables dimensiones y, por lo tanto, adecuadas a ser ocupadas por familias de alto poder adquisitivo.
Volviendo a la fachada, destaca la ausencia de elementos decorativos, vinculándola por ello con un racionalismo pleno, que ha dejado atrás el decorativismo heredado de estilos historicistas, eclécticos o modernistas, a los que estaban apegados otros arquitectos que también trabajaron durante esos mismos años en el Ensanche. Ni siquiera de utiliza una cornisa de remate. Simplemente, la decoración se basa en la sencillez de los juegos de líneas rectas y sombras entre los distintos planos y huecos, y el contraste entre los colores de los materiales empleados: los paños pintados de color claro y los construidos con ladrillo rojo.
Las tres fachadas son muy similares. La central se enmarca en toda su altura entre dos cuerpos verticales que ofrecen al exterior tres caras con sendos ventanales. En el centro, la fachada aparentemente se retranquea e incorpora un cuerpo vertical saliente en el centro, que sólo ocupa los cuatro pisos inferiores, al que sigue una terraza de lado a lado de la fachada, entre las esquinas, otro piso retranqueado y el ático aún más, con su correspondiente terraza. Los espacios laterales resultantes contrastan por su color rojo del ladrillo.
Las fachadas laterales son muy similares, excepto porque carecen de cuerpo vertical central, y el lateral, el que no se comparte con la fachada central, no se repite junto a los edificios colindantes, sino que se construye uno de menor volumen, con un vano y una terracita de obra con la esquina curva.