La historia de la calle Txurruka 8
Tipología: Edificio de viviendas
Dirección: Txurruka, 8, San Sebastián
Fecha: 1883.
Arquitecto: José de Goicoa y Barcáiztegui (1844 – 1911)
Promotor: Anacleto Arancegui
Situación en el primer Ensanche: Manzana 14, parcela C
Grado de protección en el Plan Especial del Protección de Patrimonio Urbano Construido de San Sebastián: D.
Observaciones. Comparte proyecto con las viviendas situadas a su lado, números 4 y 6 de la misma calle. El piso superior y los miradores se añadieron posteriormente.
El edificio de viviendas que hoy ocupa el número 8 de la calle Txurruka de San Sebastián forma parte de un proyecto más amplio que incluye a los números 4 y 6 de la misma calle, en los que se repetía tres veces el mismo módulo constructivo, con algunas leves variantes en planta. Puede considerarse un modelo de la sencillez y el utilitarismo que caracteriza a las construcciones del llamado Ensanche de Cortázar del que forma parte [link al Ensanche de Cortázar].
Fue promovido por el contratista Anacleto Arancegui, activo constructor donostiarra de fines del siglo XIX, que encargó el proyecto al arquitecto José de Goicoa [link a José de Goicoa], cuya aprobación solicitó al ayuntamiento de San Sebastián en 1883. Para el año siguiente ya estaba construido.
Refiriéndonos al número 8 en concreto, Goicoa plantea una construcción de cuatro alturas sobre una planta baja comercial, en la que coloca un revestimiento de sillar, como era preceptivo, y una sucesión de pisos con cuatro huecos en la fachada, con una somera decoración de enmarques geométricos y una sencillísima cornisa de remate que le separa del cuerpo superior, abuhardillado y levemente retranqueado. Existe otra fachada al patio de manzana, también de gran simplicidad. La función doméstica de este edificio predetermina su sencillez constructiva.
En planta, se evitan las alcobas por medio de abrir las habitaciones a las fachadas delantera y posterior y a un patio de luces situado en el centro de la vivienda, única por planta. Así se cumplen los requisitos de salubridad: aire y luz e instalaciones sanitarias que se proponían como primordiales en la construcción del Ensanche y reclamaba la nueva clase burguesa en plena ascensión social y económica.
Pronto Arancegui, en 1884, traspasó la propiedad a Ignacia de Aldasoro, que presentó un proyecto de elevar un piso a los ya construidos, pero renunció y se realizó en su lugar una gran buhardilla.
El número 8 comenzó al diferenciarse de sus colindantes al añadirse miradores en la fachada, con lo que se perdió la uniformidad inicial. Así, en 1903, su propietaria, Dolores Zornoza, viuda de Arrieta, solicita y consigue del ayuntamiento permiso para colocar un mirador en su vivienda del primer piso, y en 1921, a su vez, Teresa Mendizábal, hace lo mismo en el segundo piso. El del primer piso está un poco más ornamentado, con unos arquillos en el remate de la carpintería, mientras que el del segundo piso es completamente rectilíneo.